viernes, 14 de octubre de 2011

LAS LECCIONES DEL ESTADO DE MEXICO

Pedro Martínez Salas

Si ves las barbas de tu vecino cortar….

En las pasadas elecciones del estado de México triunfó en primer lugar el abstencionismo con un 57% y en segundo lugar el PRI con un 25% de la votación real. Quienes se abstuvieron no alcanzaron a percibir que su descontento no será tomado en cuenta y facilitaron el triunfo del partido que jamás ha perdido una elección en este estado. Queda claro que el abstencionismo sin una política u objetivo claro, facilita sostenerse en el poder a estas burocracias parásitas.

Se dice que el estado de los mexiquenses es un laboratorio de lo que ocurre a nivel nacional. La afirmación no es gratuita, se trata de la entidad con más electores (10.55 millones, el 13.8% de la lista nominal nacional), es también el de mayor población, 15.2 millones de los 112.3 millones de mexicanos, según el censo 2010, con importantes asentamientos humanos sobre todo en el oriente, asentamientos industriales en su zona norte y poniente, y un territorio aun amplio dedicado a la agricultura.

En un somero análisis, está claro que la población castigó en primer lugar al gobierno de facto de Calderón, de hecho se perdieron 400 mil del millón de votos que el PAN tuvo hace 6 años, la sanción llegó al extremo de que hasta el PRD tuvo más votos que el panismo en el antes llamado cordón azul de la zona norte.

En segundo lugar, castigó al perredismo. No hubo esta vez voto de la esperanza y el primer lugar obtenido con López Obrador se derrumbó.

En tercer lugar, perdón y olvido para el PRI depositándole su confianza al aumentar un millón de votos su votación respecto a la elección anterior para un total de 2.8 millones.

Los chuchos despotrican contra López Obrador responsabilizándolo de los resultados por no haber aceptado la alianza con el PAN. Pero no dicen que sin López Obrador, los grupos de Jesús Ortega, Héctor Bautista, los higinios, etc. ya habían participado en los procesos municipales de 2009 y obtuvieron cien mil votos menos que Encinas, el cual, recuperó un 5% respecto del 2009 pero no hace milagros. La pérdida de Neza, Ecatepec y otros solamente se confirmó.

En lo general con sus pésimos gobiernos, imagen fraudulenta, divisionismo y alejamiento de los intereses de la población, la izquierda electorera generó un fuerte escepticismo en la población. Se olvidaron de cumplirle a la gente y ahí están las consecuencias.

Tampoco nos dicen los chuchos que ni juntos panistas y perredistas suman los 1.8 millones de votos que obtuvo el PRI no hoy, sino hace 6 años. Además, 400 mil de los nuevos votantes del PRI todo indica fueron panistas resentidos. La derecha vota por la derecha. El sentido de este voto indica que muchos sectores medios no comparten la política calderonista, sobretodo en lo que concierne a su supuesta guerra contra el narco y en menor grado cuestionan su política económica.

En los nuevos electores predominó también el abstencionismo, el PRI fue el único que logró captar parte de este voto.

Todos supondríamos: el PRI hace unos gobiernazos, por eso la gente está contenta. Las cifras sin embargo, nos indican otra cosa.

Siendo el estado de México, la entidad con mayor población, es apenas el segundo lugar en la generación de riqueza anual (9.2% del producto interno bruto –PIB- frente al 17.6% que aporta el Distrito Federal), a pesar de ser la quinta entidad que comparativamente con el PIB, recibe más recursos de la federación. De hecho, el DF, Nuevo León y Campeche son los estados que más aportan y menos recursos reciben y quienes soportan el financiamiento de los demás estados.

Si se dividieran los 13.4 billones de riqueza anual producida (PIB) entre los 112 millones de mexicanos, cada uno recibiría alrededor de 10 mil pesos promedio mensual, que en el DF serían hasta 20 mil y en Edomex, sólo unos 7 mil pesos, lo que da una idea de la precariedad productiva, del comercio y los servicios en la entidad, por debajo del promedio nacional.

Su participación en el sector primario (agricultura y minería) es menor al 5%, un 9.5% en el sector industrial, su mejor tasa y un 9.2% en comercio y servicios. El DF por ejemplo es el 25% en comercio y servicios y un 8% en la industria.

Estos datos nos indican una gran concentración obrera, la entidad mexiquense es dormitorio de millones de trabajadores en la zona noreste, a los cuales no les llamó la atención el programa social que Encinas ayudó a instrumentar en la ciudad de México, muy superior al de Edomex. Los trabajadores absteniéndose o votando por el PRI, su principal verdugo en las últimas décadas.

El control del sindicalimo charro se mantiene férreo, además, si partimos de que la economía informal y la microempresa familiar son los que en la actualidad generan más empleo, ahí también está presente el PRI.

Es cierto que el PAN ha llevado a un extremo salvaje imponer a como de lugar el modelo neoliberal, pero fue el PRI a fines del siglo pasado quien desmanteló el campo y la industria con el tratado de libre comercio, quien impuso los topes salariales, los despidos masivos, la violación de los contratos colectivos, quien propició el éxodo masivo a Estados Unidos de nuestros jóvenes y paradójicamente, quien organiza hoy al sector informal de la economía: nos expulsó de los mejores empleos y ahora nos regentea a través de los líderes de comerciantes en los mercados, las plazas, el transporte, la piratería, etc.

La otra fuente del voto es el clientelismo electoral: a mayor pobreza más barato comprar los votos y someter a la gente. Por eso no les preocupa la crisis, a mayor pobreza, mayor sometimiento. Priístas y panistas a través de la Sedesol o de los gobiernos estatales de manera impune manipulan fraudulentamente el gasto público y fortalecen sus campañas electorales.

La izquierda electorera ha caído también en esta dinámica, se han alejado de sus militancias, han contenido las movilizaciones de descontento en favor de los grupos de interés. Cambiaron la esperanza de la gente por dádivas de poder.

Por eso, ante el desastre de gobierno llevado a cabo por Felipe Calderón, y más allá de resultados sorprendentes de la gestión de Peña Nieto, la gente se aferra a una última ilusión: Que el PRI haya mejorado y no sea tan corrupto. No entienden que son ellos quienes fomentan y controlan las mafias del país y comparten con el PAN un acuerdo central: proteger los intereses y ganancias de las grandes empresas y ante cada asomo de la crisis, como nuevamente ocurrirá estos meses sacrificar a la población.

Hubo acontecimientos que en otras circunstancias hubiesen influido en la contienda, como por ejemplo, la impresión general de que el candidato Erubiel Avila perdió los debates, la fallida aprehensión de Hank Roon que por un lado puso en ridículo a los panistas y por otro, exhibió el lado oscuro del PRI, y las inundaciones por las lluvias en pleno proceso electoral, pero nada ocurrió pese al malestar ante las múltiples promesas fallidas.

Tampoco puede descartarse que ante la poca presencia en urnas, los mapaches se movieron a sus anchas y los resultados están abultados.

Habrá quienes digan que el abstencionismo fue del 57% y a partir de ahí puede organizarse el descontento, esto es una falsa ilusión. Si bien es cierto que el priísmo en Edomex sólo tiene el 25% de consenso para gobernar, con eso les basta. En cambio, organizar ese 75% es un verdadero galimatías para nosotros, traducir el descontento en movilización y organización. El estado de México ya pintó, no hay tal milagro de gobierno, el PRI en el mejor de los casos, aprovecha los errores del calderonato y recurre a las prácticas de siempre para someter a la población.

Por nuestra parte, la izquierda debe reeditarse, nadie iría ni a la esquina con muchos de los actuales dirigentes. Esto implica el surgimiento de nuevos referentes, de nuevas formas de cómo organizar el descontento. Los grupos burocratizados perredistas no son una garantía a nivel metropolitano y mucho menos a nivel nacional.

En la lógica clientelar puede preverse lo que va a pasar: altos niveles de abstencionismo y hegemonía de las burocracias. Si en las elecciones presidenciales de 2012 y las de la Ciudad de México se apuesta al clientelismo electoral, a comprar votos, ya sabemos quién tiene más recursos y experiencia en el tema, hay un riesgo real de que el bastión democrático metropolitano se pierda o divida entre los tres partidos.

A nivel nacional, si no se recupera la esperanza no habrá un voto sólido para la izquierda y retornarán las mafias del PRI. Lo peor es que en un falso radicalismo se llame a no votar, esto aseguraría porcentajes desmesurados para el PRI como recién ocurrió en Edomex. La situación cambia si hay esperanza en la población, difícil de recuperar después de tantos ensayos fallidos. Los elementos sin embargo ahí están: las reformas estructurales que amenazan consolidar el modelo neoliberal en nuestro país, cuando el capitalismo hace aguas por todo el planeta y la crisis se profundiza.

Hay que dolor

Que Virginia tan ingrata

Murió por haber cambiado

Oro macizo por plata

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